Categorías
Erandi Carranza

Videoclub

Dos semanas después del divorcio de mis padres inauguraron un vídeo club en el barrio donde vivía . Mi madre se hizo miembro desde el primer día. Recuerdo que la primera película que llevó a casa fue Santa Sangre de A. Jodorowsky.  A nosotras nos tomó por sorpresa que no hubiese rentado una película como La historia sin fin II que tanto nos gustaba y a la que habíamos asistido al estreno en la Cineteca Nacional con mi padre. Y ahora con la conveniente cercanía del  vídeo club planeábamos rentar, ver y repetir una cantidad insana de veces hasta aprendernos los diálogos.

Mi mamá estaba muy entusiasmada por ver la película y  frente a la videocasetera nos reveló con cierta nostalgia que antes de conocer a mi padre ella había hecho teatro universitario y actuado en la obra El juego que todos jugamos escrita por el mismo director.

Santa Sangre captó con facilidad nuestra atención porque mis hermanas y yo amábamos el circo. Curiosamente la violencia no fue un impedimento para terminar de ver la película. Al final mi mamá se mostró muy orgullosa de nosotras por terminar de verla sin problemas. Nosotras creímos en ese momento que ese era el modo de hacerla feliz y  de ahí en adelante nuestra meta consistió en terminar de ver siempre las películas pasará lo que pasará. 

Vimos muchas películas dobladas y subtituladas al español. Nosotras entendíamos lo que podíamos entender a nuestra edad. Mi mamá pretendía ver las películas, escapaba sigilosamente  a la terraza para fumar, no volvía. Muchas veces las tramas nos aburrían, adelantábamos o regresábamos las películas hasta encontrar un momento álgido  o dramático donde los personajes, gritan, lloran, pelean, roban, rompen vasos o escapan ¡Nos encantaban los escapes! Por eso amamos Thelma y Louise aunque en ese entonces no comprendiéramos de qué realmente estaban escapando y de qué después nosotras escaparíamos.

inventábamos juegos. Uno de ellos consistía en ver una escena para que  después una de nosotras formulará una pregunta en relación con lo que mirábamos. Las preguntas iban desde qué comían los personajes, hasta qué vestían, qué color de cabello tenían, ojos, lipstick, uñas, color de las cortinas, manteles, número de sillas, cuadros o ventanas. Regresábamos la película para cerciorarnos  de que las respuestas fueran correctas y ovacionábamos con aplausos a la que respondía ¡Correctamente! Todo un show.  Mi hermana mayor describía el juego a sus mejores amigas como una especie de dónde está Wally? pero avanzado porque teníamos que buscar en nuestra memoria.

Mi mamá dejó de seleccionar las películas,  dejó de cocinar y también dejó de ir a misa los domingos. La cocina, Dios y ver movies, ya no se encontraba entre sus prioridades. Un día mi hermana menor y yo rebobinamos las películas, las guardamos en el estuche correcto y salimos de casa para devolverlas al vídeo centro. Seleccionamos Los amantes del Pont Neuf  de Leos Carax  y Tacones Lejanos  de Almodóvar. Regresemos a casa. Mamá jamás se dio cuenta

Categorías
Alba Miranda

Dolores

03:50 am Semana antepasada

Me despertó el dolor, lado derecho de mi cara, mis dientes, las muelas, la encía, la sensibilidad llegó a tocar mis ojos y llorar, de impotencia, de no saber qué funciona más rápido, si un ibuprofeno o un paracetamol (ahí es cuando extraño ser hija previa a independencia y poder gritar ¡mami! y que venga a mi rescate, quejándose por qué no grité papi).

02:47 pm Semana pasada

Incomodidad de adolescente, ganas de pelear con quien sea, la señora de la gasolina, mi hermana, incluso la pared de enfrente. Hay dolores que nunca se olvidan y se reconocen con la primera punzada. Hacía muchos años no se presentaba, sin embargo, regresó, espero que, por única vez, y que sea parte de los efectos secundarios de cuando se nos revienta la tacha de la astra.

02:57 am Esta semana

No quiero abrir los ojos, siento que el dolor será más fuerte con el filito de luz que entra por el micro espacio que hay entre la ventana y el blackout. Me cambio de posición para acomodar mi cabeza con mucha delicadeza sobre una de las almohadas más suaves y que apapachan en momentos de necesidad y atención. Error, es más fuerte. Recordé que el primer dolor de este año me dejó un souvenir con 10 pastillas con micro pastillitas, tomé dos. 

Por azares de mi sistema inmunológico reconozco los dolores y decidí no vivir con ellos, sino deshacerme, quitármelos no solo de encima, vomitarlos de ser necesario, porque de pronto siento nada y sonrío. 

Categorías
Constanza

La playa

Escucho música de playa en una ciudad que nunca la ha visto. Apuesto a que un gran número de personas de aquí no han estado nunca frente al mar. Pero eso no importa porque tenemos en cambio y muy a la mano, varias formas de creer que estamos frente a la costa. Una de ellas por ejemplo es la música, o, al menos eso creo mientras sentada en una escalinata del parque en el que me encuentro, un grupo de personas baila al ritmo de bachata. Hoy sábado decidí salir al parque a tomar el sol y a caminar. A lo lejos veo una dupla de chicos que se ha vuelto famosa en redes sociales por rodar en patinetas sin camisa. Le informo de mi hallazgo a uno de mis amigos por WhatsApp y me dispongo a seguir con mi investigación. Cruzo la explanada bajo el sol de invierno que aún pica y que, a la vez, deja asomar un poco de lo que traerá la primavera. Me siento en otra escalinata más cerca de los chicos y también más cerca del grupo de bailarines que ha pasado al reguetón. Cierro los ojos y al abrirlos decido sacar el libro que estoy leyendo con mi grupo de los jueves; una mujer de mi misma edad hace lo mismo dos escalinatas más a mi izquierda y me repito a mí misma que sí me podré concentrar. De pronto un señor de traje negro se sienta al lado mío y al puro estilo de Hombres de Negro se coloca unos lentes oscurísimos y se tumba sobre su espalda a mirar el cielo. Súbitamente recuerdo que mi objetivo era la famosa dupla de Tik Tok que busco disimuladamente desde mi asiento. La gente se mueve como hirviendo en la explanada de cemento, la música en ocasiones se acopla a los movimientos rápidos de quienes ruedan en patines, lanzan balones y pasean a sus perros. Ahí está, la dupla ha dejado de lado las patinetas y ahora practican yoga en calzoncillos tostándose a propósito bajo el sol. Dejo de lado mi libro, cierro los ojos y también cedo.

Categorías
Alba Miranda

Lámpara de noche

Preparar la maleta en invierno para una carry on es un reto y más sin saber que las próximas semanas (indefinidas) serán pasados en lugares distintos. Afortunadamente tengo sangre nómada y hacer la maleta no es un suplicio, es pasar un buen rato, a veces horas, probando combinaciones hasta de los aretes, pensando qué sacar e incluso qué llevar en el bolso de mano y por qué no, en la bolsa de tela. ¿Qué llevo? Ropa, mucha ropa, algunos zapatos, accesorios, neceser con cosas del baño, algo de maquillaje, el iPad, a veces la laptop, muchos cables, medicinas, libros, la agenda, mi cuaderno y el diario.

Después de esas casi cuatro semanas lejos de mi balcón, aprendí que tengo dos momentos claves que definen mi día y mi noche: antes de prender el celular y cuando la alarma de “no molestar” aparece y sonrío maléficamente. Para que eso suceda de forma armónica necesito una lámpara de preferencia con luz cálida, que sea una buena compañera, que no me lastime los ojos cuando la recámara sigue guardando oscuridad y que la iluminación se pueda acomodar de acuerdo a mi postura y al tamaño del libro e incluso si es de pasta dura o blanda.

En cuanto me enteré que iba a pasar fuera de mi casa más de lo que pensaba, busqué una lámpara portátil, pero ahora con luz cálida, ya tenía una de luz blanca y jamás logré que me acompañara en la lectura, todo lo contrario: me incomodó. 

Después de una búsqueda sencilla, encontré una lámpara que llegó en una pequeña cajita y que tiene tres tipos de luces diferentes. Y así las semanas fueron más llevaderas y no hubo que renegar por salir de la cama y apagar la luz cuando el sueño me vencía. 

Si me vuelven a preguntar que tanto llevo cuando salgo de viaje lo primero que diré: mi lámpara de noche.