El secreto de llamarse Tres de Leila…
Alba y Constanza vieron nacer a Tres de Leila en 2015 en una tarde de café. La idea de escribir semanalmente sobre lo más íntimo de su cotidiano había nacido de su taller de crónica de no ficción de la maestría que estaban cursando. Aunque el proyecto era perfecto, el timpo apremiaba. Una de ellas se quedaría pronto sin conectividad y había que decidir el ¿cómo? el ¿cuándo? y el ¿dónde? Se decidió que, la de problemas de conectividad, marcaría el paso y se aprovecharían los días sábados usando el internet de una biblioteca pública mientras que la otra, paciente, esperaba la entrega que llegaba rompiendo los forzosos silencios que había entre semana. Esos espacios sin comunicación servían, entre otras cosas para aguzar la mirada, escribir, editar y publicar. Todo aquello bajo la hipnótica tensión de la pregunta ¿qué estará escribiendo? Desde aquella tarde de decisiones importantes y ya con el internet reestablecido, Alba y Constanza no han dejado de contarse semanalmente las pequeñas cosas que les sorprende de su día a día y, lo más importante, es el secreto que tiene el llamarse Tres de Leila aún sigue sin revelarse.