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Fatima

El Brunch

Sábado, fuimos a comprar todo lo que necesitábamos para el brunch del domingo. El mismo día nuestra madre se fue a Marruecos y un aire de libertad sopló en la casa. Este Brunch lo hicimos en el salón, une territorio sagrado para ella. Cocinamos toda la mañana del domingo como si fuera un restaurante para celebrar el cumpleaños de la amiga de mi hermana. 

Cocinamos y adornamos el salón con mucho cuidado para no ensuciar este templo que mi madre protege como si su vida dependiera  de la limpieza de este cuarto. Contamos chistes sobre lo que hubiera dicho al vernos aquí, en su hermoso salón.

Desde pequeña mi madre nunca le gustó que entráramos en esta sala que atesora como su vida.

Tiene tan desarrollada su memoria que cualquier mínimo cambio en el salón lo nota. Cada mañana hace una inspección dentro de la sala y pregunta “¿Quién hizo esto?” o “¿Quién comió aquí?”

Mis hermanos y yo hacemos chistes para saber por qué tanta pasión para este salón. Quizás esperaba la visita del rey de Marruecos o quizás, la visita inesperada de alguien y así mi madre, con su salón perfecto haría hacer notar la limpieza y el orden de este su salón.

Pasamos el día entero de brunch con los reflejos de los objetos que lo adornan viéndonos festejar. En este mismo salón nuestra madre ha sido generosa con su hospitalidad con  sus amigos, familiares, hijos y a extranjeros intachables. Y esto también lo heredamos de ella.

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Fatima

Le Parc des Chanteraines

Caminar por el parque es una actividad hermosa para el alma. Generalmente me siento 

muy energizada después de un paseo. Me gusta el aire que toca mi cara, mi piel y mi cabello. Parecería como si flotara y nada pudiera detenerme. El parque sabe todo acerca de mí; sabe que tan rápido o que tan lento camino, si me siento a gusto o si necesito llegar de una vez a casa. Honestamente creo que estos árboles saben mucha más sobre mí que mis propios amigos y familiares. Esta relación tan íntima con los parques inicia caminando hacia los espacios verdes. El color verde y el aire provocan la mejor sensación justo detrás del cuello ligeramente sudado.

Entrar al parque es abrirle la puerta al alma para que vuele libremente entre los árboles.

Lentamente uno se mimetiza con el parque y, cuando uno se sienta sobre la tierra se experimenta una energía reconfortante alrededor del cuerpo.

En el parque siempre estoy perdida en mis pensamientos con monólogos infinitos. Después de purificar mis pensamientos, regreso a casa con mejor pensamientos y una ligereza que se siente como si caminara en las nubes.